domingo, 14 de marzo de 2010

¿nosotros, los locos?

Y en un mundo de cuerdos,
dónde es que puedo llegar
a plasmar mi vida,
nada me toma a serio,
nada me agradecería la vida
o quizá conmigo sea una excepción.

Luego, quizá, ver la vida,
ver que dentro de ella
tu sonrisa me suspire
y tu aliento me enloquezca,
que te rías de mi, conmigo,
que pongas tus manos
alrededor de mi cuello
que te proteja en mi abrazo
y nos guardemos en un beso.

Puede ser, que tú,
sí, así de fácil,
elijas hacer de mi una realidad,
quitar las ataduras
de la camisa de fuerza
que la sociedad me pone,
para gritarlé al mundo
cuanto te he querido,
que tu lo haces también,
para no escondernos en rincones,
para disfrutarnos al pleno,
para un día quizá despertarnos
a diario con un beso.

Darío Olguín

Despertares

Y yo qué me he quedado
sin voz, pasmado en el tiempo,
caminando entre brazas mentales,
cuerpos etéreos y tus ojos;
qué me derrito a cada recuerdo,
con cada palabra, letra
de lo qué me preguntas,
me quede con la emoción
recorriéndome toda la piel,
llenandome cada centímetro,
con todo el vello del cuerpo
erizado por circunstanciales,
que no dejan qué por hoy
te tenga en brazos.

Y así, congelado y eterno
tu sonrisa me mantiene despierto,
mis labios gritan por los tuyos,
el saber que no lo se
hace que verte sea tiempo,
eterno tiempo faltante,
en el cual llenarte de caricias,
y mimos me recuerde,
que hay algo siempre
día a día:
que me enamora más de ti.

Hoy guarda silencio,
me toca hablar a mi,
a la distancia, con el corazón,
oler tu nocturno perfume,
envolverte entre mis brazos
y mis deseos compartidos contigo,
respirar juntos, transpirarnos,
comer y beber de ti;
dejar de soñarte
para tener mi realidad contigo
y en las noches, sólo las que este lejos
telepáticamente llegar a ti.

Darío Olguín