lunes, 20 de septiembre de 2010

Luces fuera

Se apagan las luces,
se enciende el deseo,
una danza de ti y de mi,
un fuego que alumbra,
está nuestra habitación.

Alumbrar el espacio entre tus poros,
con la linterna de mis besos,
y que tus caricias rieguen,
esas brazas, que abrazas,
esa forma de integrarnos,
de hacernos uno,
de ser solo uno.

Una, dos, tres o más veces,
la habitación se respira
en el olor del amor,
y nosotros embriagados de él,
vamos una y otra vez,
reducimos el espacio,
nos sobra la vida,
nos falta tiempo para nosotros.

¿y si te lleno de besos,
por las mañanas y las noches;
y tus madrugadas entre mis brazos
las pasaras?
Si te escribo al aire,
el viento y la lluvia,
sean nuestra respiración,
nuestro sudor confundiéndose,
y que se apaguen las luces,
y nuestro amor ilumine la habitación.

Darío Olguín.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Uno solo entre tu y yo

En la pureza de nuestros olores,
llenando el ambiente,
el sudor corre poco a poco
compartiendose entre los cuerpos,
entregados el uno al otro,
fundidos el uno al otro,
siendo uno con el otro.

Cierro los ojos y aun,
puedo oler tus besos,
tu perfume que impregna mi cuerpo,
el que tiene en alerta mi mente,
el que hace latir mi corazón,
llena mi sangre de cadenas
embriagadas todas en ti.

Vuelvo a cuarto,
ya es de noche,
cierro los ojos,
pienso en ti.

La tarde se hace noche,
la lluvia no borra tu brisa,
esa que me hace pensar
entre la locura y la cordura,
lo que me despierta en el día,
lo que me hace soñar de día.

Las tormentas no dejan rastro,
aun así puedo encontrarte,
a ojos cerrados, con cien mil mujeres,
llegaría a tus brazos,
para recorrer toda tu piel,
para perderme en tu piel.

Regreso a tu cuarto,
cierro los ojos,
siento tu aroma,
vivo en tu olor.

La madrugada nos une,
nos vive y revive,
nos lleva cada noche a recordar,
tus brazos en mi cuerpo,
tus labios en mi ser,
embriagados de vida,
de nuestras vidas,
juntando la suerte,
rememorando la vida;
llenando el ambiente,
en la pureza de nuestros olores.

Darío Olguín