lunes, 27 de diciembre de 2010

particular

la vida con sueño
a dejado festejar
a corrido a reír
a venido a soñar.

como hacer entender que la vida
nos viene caminando
y entretiene a las estrellas
le da de comer a las lunas
arrulla los ojos que no te ven
abriga los brazos que no me rodean
y piensa que pienso
que te pienso.

no hay problemas
que tú y yo no resolvamos
no hay materia viva
no hay fuego en los zapatos.

quiero eternidad y buen trato
añoro tus besos tus brazos
que las noches sean eterna
cuando en el mismo lecho durmamos.

Darío Olguín

miércoles, 22 de diciembre de 2010

un beso

Un beso que te recorra el cuerpo entero,
que te haga salir de la rutina
y quizá puedas extrañarme.

Terminar con la lejanía
y las distancias acercarlas
tu cuerpo y el mio en el mismo lugar,
con sus manos recorriéndonos,
con la pasión diciendo hola,
con la evocación sonando en hasta luego.

Una mirada, a lo lejos, a una foto,
pensando en que quizá,
mejor sería vernos los ojos,
tomar un café y llenarnos de besos,
de abrazos y un poco de humo,
pero no del que disipa los sueños,
sino de uno que nos diga esto es realidad.

Pasar el tiempo con la charla,
cómo ha sido la vida tan dura,
como todo tiene que cambiar,
como decir nada y que el silencio
nos embriague en su paso preciso.

Un beso que te recorra el cuerpo entero,
que beba de tu ser, de tu vida,
que te haga salir de la rutina,
y quizá, sólo así,
puedas extrañarme.

Darío Olguín

jueves, 2 de diciembre de 2010

Tengo tantas ganas

Que maneras tan bonitas
tienes de mirarme,
aunque mi cara este lejos,
se que piensas en mi,
me envuelvo en tu olor de primavera,
de esas tardes de sol,
de los viajes en carretera,
de la estela de humo
que el cigarro forma,
entonces sonrío.

Puedo pensarme en lágrimas,
puedo pensarte en sonrisas,
y cuando más es el frío,
de esas noches de hielo,
temblando por dentro,
te ensueño y vivo,
el calor retoma mi cuerpo
y lo eleva a donde no hay más,
dónde solo existes tú.

Sobrada caricia,
envidia del abrazo
que tus ojos me dan,
de esa luz que ilumina
no solo mis senderos,
sino también la vida,
esa a veces usurera,
pero que no tiene precio,
que se entrega a ti.

Levanto la voz,
la mirada se dirige
hacia la ventana,
de un bosque talado,
pero que se emborrasca,
para hacerme largo,
el paso a tú corazón;
no pasa ni la sombra,
pero la brisa,
hace que tu olor me perdure,
me llene, me inflame.

En ese momento reconocí mi sueño,
debí saber que el refri funciona,
que no es estática en la tele,
que al radio no le llega la onda,
que tus zapatos no estaban,
que tu silueta no se dibuja en mi cama,
debí darme cuenta
que no vivimos bajo el mismo techo
y en ese momento despertar.

Para qué cuento o digo o grito,
si ella ahora no esta a un lado mio,
el colchón es muy frío,
más frío que las noches sin ti,
el insomnio me vuelve,
largas madrugadas donde no sale el solo,
simplemente por que no estas a un lado mio.

La noche no termina,
ni me castiga, ni me habla,
solo vibra un poco más,
me atraganto un poco menos,
mis sollozos me ahogan,
mi almohada reclama lo mojado,
tengo tantas ganas de ti,
de dormir juntos,
de despertar abrazados a diario,
tengo tantas ganas de ti,
de tú sonrisa mañanera,
de tu mal humor
si el calentador se paga,
tengo tantas ganas de ti,
pero tantas ganas,
que muero.

Darío Olguín