viernes, 4 de junio de 2010

desesperanzas

y ahora la madrugada refleja
entre la comodidad de sus cortinas:
felicidad, a grandes sacos, y;
discriminación de sus garras,
me ha dejado sin mi canasta básica,
sin mi litro de petróleo y,
hasta sin sonrisa matutina.

y ahora volteo,
a la luz de la fresilla
en mi cigarro,
rémiro el pasado,
busco mis pretextos,
las ilusiones y los tiempos,
el hablar de mi
y a veces sobre de mi,
mmm... un poco tu
y un mínimo yo
es lo que me ha quedado
en está luz,
que abastece su rayo,
a mi acabado corazón.

y ahora que no hay amparo,
que no busco nada,
por que toda la tiniebla,
se vuelca y me da la espalda
para presentarme su desolación,
tal vez bien entonces,
cómo es que daré la buen verá
del buen entendedor,
y pegarme a tu escote,
apagarme a ti;
pagarme en tus labios
aunque con ello tenga que
apagarme en cada rincón de tu cuarto;
y así, con manos temblando,
con la vida sangrando,
con todo lo que soy,
cayendo a cada segundo un poco más,
que le diré a mamá,
que sentirá el pasado,
a ¿dónde iré?,
en día que tenga
que pegarme a tu cuerpo,
apagarme escritor.

Darío Olguín

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