Y donde quedo mi infancia,
donde me enardecía el saber que de todo mal
me iban a proteger el santo y kaliman;
ahora porque espero extranjeros
que libren mi universo de todo mal.
Pero cuando salía el nuevo número
cuando me reía de la desgracia
me llegaron el oxígeno y el agua,
me llegaba la muerta y el aura,
me consumía entre cenizas y fantasmas.
Como fue del donde,
que cuando el qué era un quién,
porque no huí a un cuartel
donde no me suspendieran
todo uso de internet.
Darío Olguín
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