miércoles, 7 de abril de 2010

En directo

La excusa boba que me uso,
cada vez que algo me aferra,
es la de que ya la nevera está vacía,
voy a la tienda por mas víveres,
cojo la mochila, la pongo al hombro,
enciendo un cigarro,
mira la flama y me transformo.

La luz en mis ojos extraña,
a aquella fuerza en donde
de otros ojos se había mirado,
no encuentro como partir plaza,
viajo alrededor de cuerpos,
qué me son a mi indiferentes,
solo que ellos buscan en mi algo,
debo de correr, más sigo caminando.

Mis pasos no suenan,
soy más sigiloso que una broma,
de esas preparadas el día de los inocentes,
mis gritos ahogan a las ballenas,
mis manos extorsionan delfines,
mi sudor tala arboles.

A veces hay cosas que cansan,
una de ellas es la rutina,
pero salir de viaje también me ha enseñado,
que en el fondo aunque conozco cosas,
regreso a enrutinarme,
la vuelta a casa es pesada,
hay días en que no pasa nada,
me corre la necesidad de buscar,
lo peor encuentro bajo piedras,
pedazos de óxido de mi cabeza,
estallo, me controlo.

Hoy, a sabiendas de saber,
me conozco menos,
no importa, siempre hay,
o habrá alguien que me conozca más,
me regrese al pueblo,
me diga que existo
y quizá muy remotamente,
me convierta en realidad.

Darío Olguín

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