domingo, 4 de abril de 2010

A la verá

Ya aquí en distancia,
puede que pueda conformar
un ejercito de polillas
que logren desbancar al dictador
en turno que tiene el corazón
en la mano derecha,
solo que el posee no es de su propiedad,
me lo ha robado en un arrebato
y yo sin fuerzas para pelear.

Recuerdo que ese día,
comienzo en lo más temprano,
quizá el sueño y el cansancio,
dejo de robarme sonrisas,
con su máscara siniestra
el tiempo aliado de la sombra,
se ha llevado mi sombra,
y por consiguiente la sonrisa
que era tiniebla última
en las barreras hacia mi alma.

Ayer, apenas,
me dí cuenta que no estaba,
el espejo no brillaba,
todo opaco en mi ser,
recordé que me sentía pesado,
me había perdido a mi,
me había drogado solamente
con flores de astucia
para no pensar en realidad.

Hoy, que la sonrisa duele,
que la memoria pesa,
me hincha el peso de mi pantalón,
me estorba la ropa,
me suicida la mente,
me mata que no exista mirada
alguna que me haga cambiar de opinión...

Darío Olguín

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